Este quiere ser un post emotivo, un post que me recuerde tres días trepidantes (nunca mejor dicho) donde pude conocer face to face a algunos de mis alumnos del Grado de Comunicación y del Grado de Humanidades de la UNIR. Hay quien piensa que trabajar online establece ya, desde el principio, una distancia entre el profesor y alumno que no es fácil de salvar. Nada más lejos de la realidad, aunque eso de verse las caras es siempre muy emocionante.
Algunos alumnos del Grado de Comunicación. De izquierda a derecha: Enol, Carolina, Aró David, Inés, la profe, Itziar, Laura, Elías de Luis
Supongo que la aspiración de todo profesor es que sus alumnos salgan de su asignatura convencidos de que no perdieron el tiempo, que el haber podido reflexionar conjuntamente sobre un tema «X» les ha aportado algo único. No creo demasiado en lo que suelo llamar «elocuencia espontánea», creo más bien en el profesor que trabaja y que prepara las clases a conciencia, con mucho esfuerzo y compaginando mil cosas a la vez. No sé si mis alumnos se habrán llevado mucho o poco de mis clases; hay quien dice por ahí que una buena profesora debería ser una buena «narradora de historias«, animar a los alumnos a formularse preguntas, despertar su curiosidad, enriquecer la vida de la gente pero bueno, uno hace lo que puede.
Maider e Iñigo
Con Ana, estudiante del Grado de Humanidades, tras su último examen
Conversando con Mauro Alberto, Grado de Comunicación
Debo decir que mis alumnos sí que son cada día verdaderos profesores para mí en muchos aspectos: cada uno de sus trabajos y esfuerzos me descubren nuevas perspetivas sobre temas en los que llevo trabajando durante años; su tesón y espíritu positivo no me dejarán nunca de sorprender. Un fin de semana interesante, trabajado, intenso. Aquí una foto del equipo y de nuestro escaner, la nueva adquisición para la organización y corrección de exámenes: una experiencia fabulosa 🙂
Las profesoras Eli, Mercedes y Eva
Naneando 
En contra de lo que pueda parecer, esa sensación de distancia entre el prefesor y nosotros, los alumnos, cuando asistes a clases on line se va diluyendo con el paso del tiempo. Parece mentira que la ausencia de esa barrera visual que muchas veces nos inhibe nos empuje a indagar más, a plantear más dudas y ver al profesor como alguién muy dispuesto a enseñarnos. Esa sensación de proximidad se acrecienta a medida que el contenido de la asignatura profundiza en su tema. Las clases se convierten en un momento que no solo dedicas a escuchar y copiar apuntes sino a aprender e interesarte por muchas cosas. Realmente percibes que la persona que está en esa pantallita te transmite las ganas de enseñarte algo.
Pero me gustaría destacar una cuestión que considero muy importante para las relaciones personales. Construyes una idea de tus compañeros en base a sus comentarios, sin esos prejuicios que la imagen muchas veces te genera. Y eso repercute positivamente en la extroversión que muestras cuando llega el momento de los exámenes. Te llama la atención la relación que mantienen muchos de ellos. Parece que llevan juntos todo el año, compartiendo horas y horas de clases, de biblioteca y de trabajos hechos conjuntamente. Es un placer poder experimentar algo tan saludable. La vida en base a lo que los demás transmiten a través del lenguaje, de sus conocimientos e ignorancias, de sus dudas y aportaciones, de su humor. Un auténtico descubrimiento esto de la enseñanza y el aprendizaje online.
Por último, agradecer a Nani su interés por conocer a los alumnos a los que ha impartido sus diferentes asignaturas. Eso demuestra el grado de compromiso de un profesor. No se limita unicamente a cubrir el expediente y comprobar si ha logrado que sus alumnos se aprendan de memoria su asignatura. Personalmente me ha despertado muchas inquietudes en una materia que no es de las más afines a mis gustos y eso tiene mucho que ver con su entusiasmo.
Gracias y a por todo!!!
Gracias a ti Elías, me has emocionado con tu comentario
Es curiosa la diferencia de perspectivas que nacen en una relación online, en la que una de las partes puede ver a la otra, y esa otra solo conoce el nombre de la primera con la que interactúa a través de sus escritos en un chat.
Los profesores no conocen nuestros gestos, no son capaces de percibir si lo que nos cuentan está calando en nosotros a través de nuestras muecas, ni nos han oído reír porque ni siquiera saben si nuestras voces son graves, agudas, quedas o gritonas – gran avance teniendo en cuenta que en las clases no se forma algarabía, como mucho saturación del chat o cuelgue del sistema.
Sin embargo nosotros sí. Tenemos la ventaja de verles en movimiento, de oírles cada semana y de ser capaces de saludarles si nos los encontramos por la calle como si de alguien cercano se tratara. La disrupción tecnológica tiene estas cosas.
Tengo que decir que literatura ha sido una de mis “niñas bonitas” dentro del conjunto de asignaturas que llevo cursadas en el grado de comunicación. En este caso no ha sido una magdalena mojada en té la que me ha hecho viajar para recuperar el pasado, sino Nani, que ha evocado en mi memoria las clases de aquel lejano 2º de BUP donde hacíamos comentarios de textos con la misma estructura que está colgada en documentación y que nos permitió conocer a tantos autores, incluido Juan Ramón Jiménez, a quien gracias a ella he llegado a admirar, cosa que no consiguió mi profe de 2º.
Como dice Elías, no ha habido barreras en estas clases. Nos preguntabas mirándonos a los ojos y seguro que la mayoría bajábamos la cabeza pensando “que no me nombre, que no me nombre”. No todos consiguen eso.
Un millón de gracias por tu interés, por tu cercanía y por toda tu ayuda, que en mi caso particular ha sido mucha.
Hola Nani,
Yo puedo hablar de la parte del alumno y cómo interacciona con el profesor, la verdad es que cuando me planteé tu asignatura de Literatura del sXX pensé que sería un tostón (yo he sido siempre de ciencias puras) y además tiene la fama de ser dura, pero me ha gustado mucho.
Has sabido acercarte a nosotros y hacernos ver la literatura de otro modo, quizá incluso más humanamente. Para mi, lectora ávida, siempre han sido libros que contaban historias, pero nunca historias que estaban detrás de una historia personal, la del autor.
Como comentas las clases virtuales y presenciales no tienen porqué ser una barrera entre profesor y alumno.
Gracias por todo lo que me has enseñado y espero que nos crucemos en algún cruce mágico, de esos que la vida te ofrece cuando no lo esperas.
Un saludo !
Carmen
Muchísimas gracias a ti, Carmen. De verdad que lo he pasado muy bien con vosotros en las clases.
Just take a look:
http://palabradehomer.blogspot.com.es/2013/02/literatura-del-siglo-xx-y-homer-sapiens.html
Pero qué honor ¡Pepe Carrasco! Merci
Tus clases y la asignatura han sido un regalo para mí. En lo personal, y veo que coincido con más «posteantes», creo que tu pasión por la literatura ha sido determinante en la aceptación general que ha tenido la materia impartida. Como te dije en Bilbao, espero poder leer este verano alguna de las obras que nos has explicado durante el cuatrimestre, pues … no he podido aguantar y ya he empezado esta semana que tenemos de «vacaciones». El secreto creo que lo desvela Carmen, y es como te has sabido acercar a nosotros, no nos hemos dado cuenta, pero lo has hecho de forma natural, y sobre todo efectiva. Gracias Nani.
Esto…me va a entrar hasta nostalgia. Muchas gracias, Mauro. Claramente estaba en lo cierto: valéis un potosí.